El municipio de Fusagasugá vive una de las crisis más importantes en materia de salud, en el último mes el aumento de contagios por COVID-19 llego a niveles críticos, tanto así que la Gobernación de Cundinamarca debió restringir la movilidad de manera total, pero con los contagios llegan también los fallecidos y en el municipio se ha llegado a un momento de la pandemia tan crítico que ya no hay espacio suficiente en el cementerio.
Según el ministerio de salud desde que inició la pandemia en abril del año 2020, las personas que fallezcan por COVID-19 deberán ser cremadas y solo como último recurso se podrá disponer del cadáver en bóvedas, pues bien, a pesar de que se cuenta con el horno crematorio el municipio de Fusagasugá ha tenido que disponer de los cadáveres siempre en las bóvedas del cementerio ya que el horno no tienen los permisos correspondientes para operar.
Según indica el sacerdote del municipio Victor Hugo Sanabria y quien tiene la administración del cementerio, están a unas pocas bóvedas del colapso, cuenta también que desde hace 10 años se instaló un horno crematorio con la última tecnología pero debido a problemas con el plan de ordenamiento territorial, la CAR no ha dado el permiso para operar.
El alcalde Jhon Hortúa manifestó en la noche de hoy que sin el permiso no es posible operar el horno, sin embargo se han buscado otras soluciones y entre ellas está el traslado de los cadáveres a Girardot para realizar el procedimiento y retornar las cenizas al municipio.
Por el momento el sacerdote indica que la situación es complicada ya que han tenido en un día hasta 9 cadáveres y en el momento solo restan 5 bóvedas en el cementerio. Como medida alterna se contrató la construcción de más bóvedas pero esta obra llevará por lo menos un mes.


